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martes, 1 de febrero de 2011

TIERRA DE FARAONES

Mayte Tudea Busto
3l-Enero-2011

Tomás, nuestro filósofo de cabecera me comentó hace unos días que iba a realizar un viaje a Egipto, y como sabe que yo había visitado ese país, me pidió que le aconsejara sobre los lugares o museos que merecía la pena visitar y que no estuvieran incluidos en el programa que le había preparado su Agencia de Viajes.

En esa tarea estaba, cuando hace pocos días surgió el serio problema del que se están haciendo eco todos los medios de comunicación, y que como un virus poderoso y contaminante está contagiando a diversos países árabes : Las revueltas populares de Túnez, Argelia, Egipto y Sudán.

Como he adquirido para la revista de Amaduma la obligación de relatar los viajes más importantes que llevamos a cabo, también tengo la misma costumbre para los que hago por mi cuenta, y recordé que había escrito algunas reflexiones sobre Egipto cuando regresé de aquellas tierras en Marzo de 2009, y las he rescatado de mi archivo porque se han convertido en rabiosa actualidad.

En lo que percibí en ese país hace dos años, ya estaba latente la explosión que ahora se ha producido. Toda cuerda que se tensa en exceso termina por romperse. Yo entonces escribía así:

VIAJE A EGIPTO

“He regresado hace dos semanas de un recorrido por Egipto. Un viaje que, aunque proyectado e intentado llevar a cabo en diversas ocasiones, por una u otra causa no me había sido posible realizar.

Egipto siempre me ha sugerido el misterio. Una civilización milenaria, cargada de historia, rodeada de un halo impenetrable, y con una aureola de secretos fascinantes aún por descubrir.

La novela de Mika Waltari “Sinuhé el egipcio”, las producciones de Hollywood sobre los faraones y sus leyendas, las historias de Nefertiti y Cleopatra, alimentaron durante años mi imaginación y soñaba con el momento de contemplar sus templos funerarios, de adentrarme en los enigmas de sus pirámides y de admirar la belleza de su arte y de sus tesoros. Y por fin, pude culminar la ilusión tanto tiempo mantenida.

No podía haberse acuñado un término más adecuado para describir cuanto he visto, que el de faraónico. Me han producido asombro y admiración el colosalismo de sus templos, la grandeza de sus efigies, la hermosura de sus grabados, de sus pinturas, la exactitud de sus cálculos matemáticos, la rotundidad de su arquitectura, sus avanzados conocimientos sobre medicina y farmacopea. Y más si tenemos en cuenta los siglos que han transcurrido desde que esta civilización alcanzó su momento de mayor esplendor.

Pues bien, al recorrer sus principales ciudades –El Cairo, Alejandría- y asomarme a algunos de los pueblos que atravesamos en el camino, tuve la impresión de que este país había retrocedido a épocas muy anteriores a las de gloria y brillantez que mostraron durante las diferentes dinastías de los faraones.

La desidia, el abandono, la pobreza, la suciedad que se respira en sus calles, la resignación de sus habitantes, el deterioro de los edificios actuales que parecen desmoronarse, contrastan con la pujanza y la solidez que aún muestran sus construcciones históricas. Produce una gran tristeza respirar la decadencia de un país cuyo legado aún conmueve y fascina a quien lo visita.

Ahora bien, en Alejandría y a orillas de un azul Mediterráneo, tan nuestro, el presidente Mubarak tiene un magnífico palacete en el que disfruta de sus vacaciones y descansa de la “ardua” tarea de gobernar. Y es que el poder agota, pero nunca cansa a quien lo ejerce”.

Me alegro de que la resignación, incluso la abulia que yo había advertido en el pueblo egipcio, haya terminado por resquebrajarse. Les deseo de corazón que la “baraka” esté de su parte.


1 comentario :

  1. Viaje cancelado a voluntad propia (lo poco expuesto a aventuras que es uno) y además, el Ministerio tampoc habría dejado irme

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