SOBRE LA VELADA POÉTICA SAN VALENTÍN CELEBRADA EL 13 DE FEBRERO JUEVES

EL CALDERO DE CERIDWEN

            Un año más, la víspera de San Valentín reunió en torno a la lírica a cinco mujeres con un encanto desbordante. Como si hubiesen bebido las gotas mágicas del caldero de la diosa galesa estas mujeres nos dieron una velada poética de inspiración y sabiduría. Hubo momentos en los que el hechizo de sus poesías inundó el ambiente y alguno no tanto, pero dejo, a otros que los enjuicien.

            Se recitaron poemas en los que brilló el fogonazo de la metáfora que deslumbra, el adjetivo que quiebra lo convencional, la fractura de la sintaxis para acentuar la expresión de la belleza por medio de la palabra. En la poesía, como en el amor, existen maridos y amantes. Unos llegan para quedarse, los otros nos sorprenden momentáneamente y nos ciegan de pasión. Pero, al final, ambos nos conmueven y dejan una huella imborrable en nuestras vidas. Ellas supieron inspirarse en los dos.           

            Sus versos fueron una espada que afila la memoria cuando recordaban las ausencias. La madre, el amado o el desamor planearon dulcemente el ambiente, haciendo arder sus corazones en soledad de amor herida, como en el verso definitivo de San Juan de la Cruz. En la hondura del yo buscan su ser poético. Tienen las estrellas hundidas en los ojos. Se les enciende el desamor en la piel y aman el sentimiento profundo.

            Poetisas de reconocido aliento lirico en una obra esencial recreada en el don de la ebriedad, Para mí ha sido un descubrimiento y me siento en deuda ante tanta belleza derramada, con remembranza a la sangre sin fin de los sonetos del amor oscuro, al aliento de Neruda que cortó jacintos para el lecho de la amada.    

            Corona, Maruja, Mayte, Amalia y María, no buscáis nuestra aprobación, nuestra gracia. Venís para pensar ante nosotros. Sois poetas.

Nono Villalta, febrero 2014