Llegan en vuelo rasante y se cuelan por donde pueden. Como no saben hablar nunca sabremos que habrían dicho de la crisis que han encontrado y que es quien los trae.


Todos son nacidos en España. Todos son hijos de la crisis. Antes la mayoría de los niños que se quedaban en la calle eran extranjeros. Ahora están empezando a ser críos de aquí. «Pasan con nosotros como máximo seis meses, hasta que se decide qué hacer con ellos» después lo mejor es que estén con su familia, nada como estar con la madre y con los hermanos. De todos hay un retrato, como de un aula de guardería forjada a través de los años. El responsable de acogimiento me explica que antes maldecía a estas madres 25 veces al día. Pero ya no. No sabe las circunstancias de vida de esas madres, ni las oportunidades que están teniendo.

Dijeron los médicos que era posible que Laura no fuera capaz de andar, ni de hablar, ni de ver. Y más. Por eso cuando la veo tan frágil con esa carita como preguntándote qué me pasa. Cuando ves que lo único que les consuela es que les toques, que acaricies su piel, yo me acerco a su carita y les digo: «Te vas a curar, te va a ir bien, vas a ser feliz».
Si no me crees llama a la casa de acogimiento y que te cuenten. Ya verás el pellizco que se te coge en el estómago.
Nono Villalta, abril 2014
Me ha gustado el continente, me repele la realidad del contenido. !qué pena y qué asco!
ResponderEliminar