Hace tiempo que no hago propósitos de año nuevo, ¿para qué? Siempre llega algo o alguién que los desbarata.

Podríamos hacer una contra-lista cuando termina el año y llamarla «despropósitos conseguidos». No sería un balance al uso, sino un desbalance que nos sorprenderá y seguro que nos reconcilia con la realidad arrancándonos una sonrisa. Es la prueba fehaciente de que sin hacer planes hemos tenido la capacidad de salir, más o menos indemnes, de algún que otro jardín. De saltar los charcos, o meternos en ellos, según nos diera la ventolera en ese momento, y todo sin proponérnoslo. O sea, lo que se llama vivir improvisando, que crea muchas menos frustraciones que los propósitos incumplidos.
Con o sin ellos, deseo que este 2.015, por el que ya estamos caminando, nos traiga todo lo que se espera de él, que no es poco...
Esperanza Liñán Gálvez
Siempre fueron TRES: dejar de fumar, aprender inglés y adelgazar.
ResponderEliminarSe nota que tu no has fumado.
Gracias Tomás porque llevas razón. Fumé poco y hace mucho tiempo. Con el inglés me defiendo y en lo de adelgazar: ya he tirado la toalla hace algunos años...
ResponderEliminarEsperanza