No ha sido un capricho el título que elegí para mi novela. Todos cuantos peinamos canas, -aunque las disimulemos-, y en su mayoría los que pertenecemos a Amaduma, tenemos sobrada constancia de la inseguridad en la que nos movemos de modo permanente. No hay nada de lo que se pueda tener absoluta certeza, y muy especialmente, de la salud.

Hablamos del hotel en el que se alojaba -magnífico según él- y dimos un largo paseo junto a varios compañeros por aquella amplia Avenida de las afueras de Ginebra que separaba los hoteles en los que nos hospedábamos los dos grupos.
Era un socio muy reciente, y le vi interesado en las actividades de la Asociación, en las que le puse al día. A lo largo del viaje intercalamos algún que otro comentario sobre lo que estábamos visitando y le encontré satisfecho de la manera en que se desarrollaba el programa. Lamento que no haya habido tiempo para más.

Mi pésame sentido a su familia y mi deseo de que no se produzcan más noticias luctuosas que a todos nos impresionan.
Descansa en paz, Juan Antonio.
MAYTE TUDEA.
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