Por agradecimiento a él: DÍA DEL MAESTRO. Justísima fiesta en que se recuerda a su patrón, el aragonés fundador de las Escuelas Pías (Los Escolapios).
No es fiesta de emociones rebuscadas ni venidas de fuera. Es una fiesta de quietud, de reposo espiritual. Es, dar gracias por habérsenos concedido la gran vocación de MAESTRO. Misión noble, que cumple con uno de los postulados, y que abarca una sola función: educar los dos valores de la que somos portadores en nuestro nacer.

Más con euforia y todo, estoy segura, que habrán aprendido que nació en Peralta de la Sal, y estudió filosofía, jurisprudencia, humanidades y teología en nuestras universidades españolas. Fue ordenado sacerdote en 1583, a los 25 años. Aconsejado por el obispo de Urgell, se va a Roma. En esta ciudad tuvo la feliz idea de fundar la Congregación de las Escuelas Pías, para la infancia necesitada, que fueron aprobadas por el Papa Paulo V.

Hoy vivimos al límite estos problemas de la educación primaria a gran nivel, a pesar que se multiplican los procedimientos para hacerla llegar a todos, porque sabemos que es de vital importancia que la mejor salud del pueblo está, en su coeficiente educativo.
Hagamos pues aún más por esta infancia, hombres y mujeres del mañana, para que ellos puedan sostener sobre si las distintas renovaciones que habrán de ir sufriendo, sin que para ello tengan que perder nada de sus valores humanos. Y nosotros encargados para esta gran misión, no olvidemos que con fe, amor y trabajo; serán nuestros mejores materiales para lograr y completar esta gran obra que es: el hombre o la mujer; qué duda cabe.
Maruja Quesada Martín
Maestra Nacional
Un perfecto homenaje y recuerdo para quién como él han dedicado su vida a la enseñanza, y para quienes luchan hoy en día por formar los hombres del futuro.
ResponderEliminarFelicidades a ti también, maestra.
Sin la tozudez oscense de este santo a la pedagogía moderna le faltaría algo. Enhorabuena por recordarnoslo.
ResponderEliminarNono
Maruja Quesada29 de noviembre de 2012 12:57
ResponderEliminarGracias mis buenos amigos y escritores, Esperanza y Nono.
En mi mente de educadora siempre he sostenido el
lema de otro gran educador, el Padre Pedro Poveda que decía:
“Dadme una vocación y yo os devolveré un sistema, un
método y una pedagogía”.
Un beso para los dos.
Si San José de Calasanz pudiera ver lo que está ocurriendo con la enseñanza, ¡pobre hombre! se volvería a morir de inmediato´
ResponderEliminarUn beso