Esto no tiene nada que ver con “Los renglones torcidos de Dios” obra del magistral Torcuato Luca de Tena, publicada en 1.979 y en la que se adentra en el mundo de la psiquiatría y la mente. No, como decía, este artículo va a mirar mas abajo y va referirse a nuestras piernas, en el que la mayor parte de las personas no presta mucha importancia a la existencia de las desviaciones de estos miembros y el alcance que tiene para nuestro equilibrio y bienestar.



Normalmente nuestras piernas tienen cierto ángulo obtuso, y abiertas hacia afuera, que entra en la normalidad, otra cosa es sobrepasar estos límites y entrar en dificultades de mayor importancia.
Las radiologías son fundamentales para observar la articulación, el grado de la deformidad y elegir el futuro tratamiento, los cuales irán dirigidos a cuidar los ligamentos distendidos, fortalecer los músculos afectados y lograr el equilibrio de las cargas sobre los meniscos y reducar la marcha.
Igualmente se adoptarán los siguientes tratamientos preventivos:
• En la fase aguda, evitar subir escaleras.
• Educación sanitaria y dietética.
• Utilizar un bastón para evitar las caídas.
• Evitar marchas prolongadas.
• No usar tacones altos.

No es baladí este clásico fenómeno de las piernas torcidas, pues es algo que se presenta, de uno u otro modo, en casi la mitad de la población y que llega a conocerse como “piernas de jinete”.
Recordemos siempre que la práctica de una actividad física y una nutrición adecuada son de gran ayuda para corregir o aliviar las anomalías y molestias producidas por las piernas arqueadas.
Muchas gracias por la atención en leerme.
Juan Fernández Pacheco – Enero 2.013
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