
Tanto en las empresas como en nuestra vida personal se toman decisiones de distinta índole, en las que algunas veces erramos y en otras acertamos. Los logros refuerzan nuestra seguridad y nuestra capacidad de decisión, los fracasos, nuestro aprendizaje diario.

Estos miedos impiden realizar el único potencial existente que tenemos: “sólo vivimos una vez”, Igualmente nos impiden salir de la zona de comodidad, tendemos a la seguridad de lo conocido y esa actitud nos impide realizarnos. Cuando decimos “voy a hacer esto” y no lo hacemos, contrariamos físicamente nuestro cerebro.
A veces tenemos que tomarnos un tiempo de reflexión y comenzar un proceso de innovación para buscar otros caminos. Debemos desprendernos y desarraigarnos de ciertas cosas y recuerdos que nos mantienen estancados e inamovibles.
Como dijo Confucio: “Quien pretenda una felicidad y sabiduría constantes, deberá acomodarse a frecuentes cambios”.
La vida está sabiamente equilibrada en torno a cuatro valores: lo espiritual, lo mental, lo social y lo físico. Por eso, lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando.
Cuán acertado estaba D. Santiago Ramón y Cajal (Premio Nobel de Literatura en 1906) cuando dijo: “Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro”.
Y como es sabido, el cambio presupone un tributo frente al malestar de romper y cortar con lo habitual. ¿Por qué algunas empresas son capaces de innovar y nosotros ni lo intentamos? A los veinte años la revolución es imprescindible, a los veinticinco necesaria y a los 30 un error de juventud. No digo nada de los 60 en adelante… ya bastante maduritos.

Cabe recordar que sólo las especies que mejor se adaptan al cambio acaban sobreviviendo. La vida es un aprendizaje continuo y un innovar permanente. Solemos conservar lo que tenemos, aunque sea rutina y no nos satisfaga. Todo es cuestión de actitud, …como todo en esta vida.
Para terminar, y como a veces nos gusta amargarnos la vida, vamos a recordar unos “consejos” para lograrlo, (entiéndanse al revés, por favor):
1. CRÉATE PROBLEMAS. Si no tienes bastante con los tuyos, asume los de los demás. Esto es sólo una forma de huir de la realidad y de ti mismo.
2. TÚ TIENES LA RAZÓN. Amargarse la vida a propósito es un arte que se aprende. Para hacerlo piensa que todo es blanco o negro y que sólo existe una verdad absoluta: la tuya.
3. VIVA LA OBSESIÓN. Elige algo que se te haya quedado marcado y repítelo en tu mente una y otra vez, hasta que sólo vivas para pensar en eso.
4. PIENSA SÓLO EN EL FUTURO. Aplaza los placeres y la alegría pensando que en el futuro todo irá mejor. Confórmate con lo malo conocido y no pruebes lo bueno por conocer.
5. NUNCA TE PERDONES. Si es difícil perdonar a los demás, perdonarse a uno mismo es mucho más complicado, así que no te esfuerces en conseguirlo.
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